En septiembre entramos en un aula un poco fría que no tenía mucho que nos llamara la atención, más que los carteles, dibujos o tarjetas que nos enseñaba el maestro...
Poco a poco, tanto él como nosotros/as hemos ido haciendo de esta clase, un lugar colorido y mucho más agradable para dar nuestras clases de inglés. Hemos ayudado pintando dibujos, haciendo colgantes para el techo en Navidad, preparando carteles para la entrada y para el reciclaje, etc. Todos hemos ido aportando nuestro grano de arena y a día de hoy, nuestra clase de inglés luce así:
¡Seguro que de aquí a final de curso no cabe un alfiler en esas paredes!
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